Le dieron una vida y no la supo utilizar. Venía sin instrucciones y no se las apañó demasiado bien con ella. A veces, cuando le daba la neura, hasta pensaba que algo había fallado para que el destino, dios, la casualidad, o quién fuese, le hubiera regalado ese gran privilegio que nunca sabía cómo aprovechar... La cabeza le daba vueltas. Sólo tenía ganas de lanzarse al vacío, saltar por aquel barranco y dejar el mundo atrás. Total, ¿qué podía perder?
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